viernes, 3 de octubre de 2008

Mi primera comunión

Una de las cosas mas bizarras y zafias que me ha pasado en la vida fue hacer la comunión. Mira que yo he sido siempre raro pero discreto y nunca me han gustado los baños de masas, pero la pesada de mi madre se emperró en que el día de la comunión tenía que único... y vaya si fue único. Pero empecemos por el principio.

La monja que yo me imaginaba que daría las catequesis...

Yo estaba emperrado en tener un spectrum, así que mi madre me chantajeó brutalmente en plan "no hay manitas, no hay galletitas": así que si quería spectrum tenía que pasar por el aro de la comunión a lo Jesucristo superstar. Sin embargo, lo peor de la comunión no es el acto en sí, sino los prolegómenos. Nadie me dijo que había que estar un año entero asistiendo a una cosa llamada "catequesis" que suena muy parecido a "catársis" y que en el fondo es básicamente lo mismo: purgarse de algo que no te vale para nada. Total, que todos los martes mi señora madre me llevaba a catequesis con un nuevo testamento, un cuaderno, y una carpeta.

Y la monja que realmente había allí.

Allí había una vecina que junto con la ayuda de una monja loca y vieja como el pecado, nos contaba historias chungas del nuevo testamento. Bueno, eso intentaba, porque yo me dedicaba a pintar las hojas del libraco, arrancarlas o ámbas cosas a la vez. La señora comentaba que eso era una herejía, pero oiga, que herejía más divertida ! Total que martes tras martes, el nuevo testamento se iba convirtiendo en el pequeño testamento hasta que no quedo nada al final.

Señora, que nuevo testamento de mierda le ha comprado a su hijo ?

A todo esto yo seguía bastante encabronado porque no tenía spectrum y además tenía que aguantar a esas dos viejas locas y al resto de los niños, que eran bastante coñazo, vaya. La cosa pintaba bien, porque quedaban un par de meses para "el Acto" y ya tendría el spectrum cuando a mi madre se le ocurrió que era el momento de darme un papel estelar en el acto, y habló con la Monja Matusalén para que me dieran "una lectura".

"una lectura" es una de las maneras que existen para condicionar de manera irrevocable la personalidad de alguien el resto de tu vida. Se supone que tienes que salir en medio de la misa, leer un texto que ni te va ni te viene, y volverte. Todo eso ante la mirada aburridísima de todo el patio de butacas y la mirada no tan aburrida y si algo lasciva del señor cura. Y sin joderla y soltar alguna perla de esas que me caracterizan en plan "me cago en la virgen puta", o "rediós puto", en fin, esas cosillas.
Total, que me dieron "la lectura". El proceso consistía en repetir el mantra todos los martes durante una hora hasta que lo memorizara. Naturalmente, ni lo memoricé ni nada, dejándolo para el último día, claro.

Pero no te vayas a creer que esto de las comuniones empieza y acaba con la catequesis no. Mi madre, que en el fondo es una arpía sádica como pocas, decidió que habia que innovar y me vistió de colorao.
¿ Colorao ? pues si señor. Ya sabemos todos que los niños hacen la comunión vestidos de marineros (los menos pudientes) o de almirantes (los ricos) pues yo, para que fuese especial, iba a ir de rojo. Como lo oyes. Una chaquetita de punto roja, con unos pantalones blancos, y una cruz de oro-que-cagó-el-moro más grande que la que usaron para achinchetar al peludo. Como lo oyes. No me quiero ni acordar la de tiendas que visitamos para encontrar el atuendo...

Mamá, me duele el cuello

... Porque claro, yo con ocho años estaba como una morsa penibética, ya que el criterio estético era gordo=sano. Los cojones. Pero ese es otro post. La cosa es que ya tenía yo mi lectura, la ropa de pillar y la raya al medio de la que nunca me recuperé... y llegó el día del Acto.

Así tenía que haber ido y no con la pinta de mamarracho ...

La comunión era por la tarde, porque esto es como el cine, que hay matinales y sesión golfa. Pues a mi me toco la golfa vespertina. Total, que llegamos a la Iglesia del Salvador, yo con mi papelito (que me había leído unas tres veces en casi un año) disfrazado de Papá Noel en plan via crucis con la mega cruz al lomo, y entramos en la Iglesia. Y comenzó la tragicomedia.

WTF ! Rojo ?

Ostia ! que el cura va de rojo ! Como lo oyen. Los dos únicos coloraos en el escenario, el cura y yo. Mi madre se quería morir, no se muy bien de la vergüenza o del gozo de equiparar a su hijo con el mismísimo ministro de Dios en la tierra. Arranca la cosa, dan el audio y primera coña del señor cura: "anda, si vas vestido como yo". Yo me quería morir allí, colorao por dentro y por fuera como un tomate. Y olvíde el texto y que lo llevaba escrito en un papel.

Luego dicen que me gusta llamar la atención, pero es que vaya tela...

Así fue pasando la ceremonia, hasta que llegó el momento de la lectura. Yo estaba tan acojonado que ni me di cuenta y tuvo que venir el cura a por mi. "Vamos que estas dormido..." Total, que me llevó hasta el micro y me dispuse a dar la lectura. Ni puta idea, oiga. Ni me acordé que lo tenía en el bolsillo, así que me puse a hacer ruidos guturales mientras la cara de horror, terror y furia de mi madre me traspasaba como un cuchillo. Ella vocalizaba "lee-lee-lee" sin hacer ruido, y yo, aterrorizado no acertaba a sacar la chuleta y leer la puta-frasecita-de-los-cojones. Total, que el cura, hasta los huevos de esperar, vino a por mi y con una coña dijo al público "Hoy el señorito no está por leer" y avergonzado y bastante colorado volví a la fila en la que destacaba como una puñalada en una camisa de lino. Total, que el cura no paró de meterme caña hasta el final de la ceremonia. Ya lo único que recuerdo era la cara de encabronamiento sumo de mi madre vocalizando "te-vas-a-acordar", una fiesta en un sitio rarísimo "Salones Ponciano" y una espada de coña que no me dejaron usar por si me cortaba.

Total, que no me quedó mas remedio que portarme bien unos cuantos días hasta que a mi madre se le pasó el cabreo para seguir dando la barrila con el spectrum. Y fueron bastantes, porque tardó mas de un mes en comprármelo...

Este no era el cura, pero te haces una idea

Lo único que saqué en claro es que en la vida, como en la mili, no hay que ser ni el primero ni el último; hay que procurar no dar la nota y permanecer fuera del camino de la ira de Dios y todas sus celebraciones (quitando las visitas al tanatorio y los funerales, que son pecatta minutta: en ellos no sólo se puede ligar sino que puedes comerte un bocata de calamares de auténtico escándalo, pero eso será en otro post)

5 comentarios:

W dijo...

Al final no has contado si la hiciste convencido o por los regalos. O por las dos cosas.

Jincaman dijo...

Por el regalo, hombre, por el regalo :)

J2.0 dijo...

Coño como yo !!! aunque realmente hay algo muchisimo mas grande que hacer la comunion por los regalos y es casarse.

Por cierto pon un NSFW en la etiqueta que casi me ben las fotos en el curro....

Jincaman dijo...

Ahí Javicho tiene razón: no sólo es mucho más grande, sino que también es mucho más común de lo que se cree la gente. Vivan las bodas !

Total, las fotos tampoco son para tanto. Con lo que habrás visto tu por ahí, tontín !

Unknown dijo...

Yo también hice la comunión por los regalos. Además, en aquella época, todavía me gustaba peinarme (bueno, que me peinaran) y estar súper, súper guapa...así que, me disfracé de princesa y me aprendí todos los rezos que pude para hacer bien el papel.

Y no defraudé, eh? Menos mal que luego se me pasó y ahora, como contrapartida, pues no me peino pero como cosa buena, tampoco me quise casar y vaya acierto...